Para entender el porqué de la eficacia de los mapas mentales, hay que tener en cuenta cómo funciona nuestro cerebro.
Éste se halla dividido en dos hemisferios que se reparten las diferentes funciones.
Así, el hemisferio izquierdo es el dominante en los siguientes aspectos:
- Verbal
- Temporal
- Racional
- Analítico
Por su parte, el derecho es considerado dominante en los apartados:
- Visual
- Espacial
- Intuitivo
- Creativo
Podríamos decir que el hemisferio izquierdo o racional funciona de manera digital viendo la realidad por partes, mientras que el hemisferio derecho o creativo funciona de manera analógica, percibiendo la realidad como un todo. Normalmente, en cada persona un hemisferio es el dominante.
Sin embargo, estas clasificaciones no son excluyentes ni tienen por qué limitar a las personas ni impedirles ejercitar las habilidades propias de su hemisferio “no-dominante”. De hecho, el mayor rendimiento en nuestros procesos mentales se obtiene cuando existe un equilibrio entre ambos hemisferios.
Esto es así porque una creatividad sin control o no sometida a análisis puede no sernos de utilidad.
Igualmente, un exceso de racionalidad nos conduce a no ser capaces de adaptarnos a situaciones de cambio o crisis que exigen soluciones nuevas a los problemas.
Todos nosotros poseemos, en mayor o menor medida, el conjunto de habilidades que caracterizan a ambos hemisferios y las podemos desarrollar mediante el entrenamiento y el uso de técnicas adecuadas.
Una de esas técnicas son los mapas mentales.