No podríamos hablar de navegante o de navegación si estos archivos HTML no estuviesen debidamente conectados entre ellos y con el exterior de nuestro sitio por medio de enlaces hipertexto. De poco serviría en la red tener páginas aisladas a las que la gente no puede acceder y desde las que la gente no puede saltar a otras.

Un enlace puede ser fácilmente detectado en una página. Basta con deslizar el puntero del ratón sobre las imágenes o el texto y ver como cambia de su forma original transformándose por regla general en una mano con un dedo señalador.

Para colocar un enlace, nos serviremos de las etiquetas <a> y </a>. Dentro de la etiqueta de apertura deberemos especificar asimismo el destino del enlace. Este destino será introducido bajo forma de atributo, el cual lleva por nombre href.

La sintaxis general de un enlace es por tanto de la forma:

<a href=»destino«>contenido</a>

Siendo el contenido un texto o una imagen. Es la parte de la página que se colocará activa y donde deberemos pulsar para acceder al enlace.

Por su parte, destino será una página, un correo electrónico o un archivo.

Ejemplo: <a href=»http://es.wikipedia.org/wiki/Argentina»>Argentina</a>

Si queremos que el vínculo abra en otra pestaña se añadirá el atributo: target=»_blank»

En función del destino los enlaces son clásicamente agrupados del siguiente modo:

  • Enlaces internos: los que se dirigen a otras partes dentro de la misma página.
  • Enlaces locales: los que se dirigen a otras páginas del mismo sitio web.
  • Enlaces remotos: los dirigidos hacia páginas de otros sitios web.
  • Enlaces con direcciones de correo: para crear un mensaje de correo dirigido a una dirección.
  • Enlaces con archivos: para que los usuarios puedan hacer download de ficheros.